Antecedentes


Los roedores forman el grupo de mamíferos más importante económica y numéricamente distribuidos en todo el mundo. Actualmente se tienen registradas alrededor de 2,227 especies habitando en la mayoría de los ambientes terrestres, representando el 42% de la mastofauna mundial, de los cuales el 10.41% (232 especies) se encuentran en México. Se conocen formas muy variadas que van desde pequeños ratoncitos pigmeos, Mus minutoides con 5 gramos de peso, hasta enormes capibaras Hydrochoerus hydrochaerisque pesan 50 kilogramos (Vásquez, 2013; Godínez, 2014).


La configuración del paisaje agroecológico proporciona grandes ventajas para el establecimiento de las poblaciones de roedores, debido a la amplia disponibilidad de alimento, agua, corredores de distribución, zonas de anidación, y protección de cobertura de escape fuera de la vista de los principales depredadores como las aves rapaces (Vázquez, 2013).


No todos los roedores habitantes de los agroecositemas son plaga de los cultivos, para América Latina se tienen un total de 593 especies reportadas, de las cuales sólo se reconocen como plagas importantes a los géneros Sigmodon; Oryzomys; Handleyomysy Orthogeomys (Buckle y Smith, 1994).


Como menciona Vázquez (2015), todo proceso de implementación de un programa de manejo de roedores con bases ecológicas (Singleton, et al.1999; Krebs, C.J. 1999 y Liers, et al. I997), debe partir de un buen diseño de muestreo poblacional, que permita conocer y cuantificar la riqueza de especies que cohabitan en los sistemas agrícolas, así como su biología, ecología, uso de hábitat y comportamiento. Además, a través de un muestreo sistematizado se puede evaluar la participación de los factores ambientales y estacionales en las fluctuaciones de la abundancia y estructura poblacional de los roedores. Solo a partir de este conocimiento se pueden proponer medidas dirigidas a la regulación y control sostenido de estas poblaciones plaga.


En este sentido, se hace resaltar la colaboración con los Comités Estatales de Sanidad Vegetal, para que se realicen monitoreos de abundancia poblacional, para estimar la presencia de roedores en los cultivos mexicanos y poder identificar las especies de cada región, mediante el envío de piel y cráneo de ejemplares colectados en campo, al Centro Nacional de Referencia Fitosanitario (CNRF), determinando su condición de plaga y estatus de conservación.


De acuerdo a lo anteriormente mencionado, durante el 2015, año en que se inició la campaña de manejo fitosanitario contra roedores en el estado de Zacatecas, con resultados muy favorables al disminuir el impacto de los daños, además de reducir las poblaciones de roedores plaga, se realizó una actividad muy importante de trampeo, con el objetivo de conocer las especies presentes en los cultivos, y si éstas se encontraban en una categoría de protección especial, sin embargo, al concluir el periodo de monitoreo realizado en 47 localidades pertenecientes a 19 municipios, agrupados en 12 regiones de muestreo, que se configuraron según las características climáticas, fisiografía del estado y cultivos representativos, durante este período se logró un registro de 14 especies de roedores, de las cuales, sólo Dipodomys phillipsii se encuentra en categoría de protección especial por la norma mexicana NOM 059 ECOL / SEMARNAT; cabe señalar, que bajo esta categoría, también se ha reportado para el estado de Zacatecas a la especie Nelsonia neotomodon, que a la fecha no ha aparecido en nuestros registros. De los roedores capturados, se reconocen como especies endémicas de México a Sigmodon mascotensis, Reithrodontomys zacatecae, Dipodomys phillipsii y Dipodomys nelsoni, las 10 especies restantes son compartidas con Norteamérica (Ramírez – Pulido, et al. 2005). Seis de las 14 especies, son reconocidas plagas, tres de ellas son de vida silvestre Sigmodon mascotensis, Sigmodon fulviventer, Peromyscus maniculatus y, tres pertenecen al grupo de plagas urbanas, por mantener estrecha relación con actividades humanas, estas son Rattus rattus, Rattus norvegicus y Mus musculus. Dos especies tienen en el estado, valor de uso cultural comestible Neotoma Leucodon zacatecae y Neotoma mexicana y a las seis restantes, Peromyscus melanotis, Peromyscus melanophrys, Reithrodontomys zacatecae, Liomys irroratus, Dipodomys phillipsii y Dipodomys nelsoni, aún no se conoce su relación con el sistema de producción agrícola.